Conferencia en el IESO
¿QUÉ ES UNA EXPERIENCIA EDUCATIVA?
Contar una “experiencia educativa” consiste
en relatar una historia, un acontecimiento, un hecho escolar… es
transmitir cómo, en el contexto de un centro, fue practicada una
actividad, preferentemente con el alumnado, pero también con el
profesorado, o con las familias, o con alguna institución u organización
que prestó su servicio o apoyo. En la experiencia, por tanto, hay
protagonistas, un escenario y un hilo narrativo.
No es una “experiencia educativa” explicar aquello que no ha pasado, que aún no hemos realizado, aquello que todavía es un proyecto, un diseño, una creencia o una tesis. No es experiencia cuando analizamos, discutimos o reflexionamos sobre lo que aún no ha sido probado, experimentado, valorado, en un ambiente o entorno donde la interacción, el intercambio, la colaboración, la comunicación… ya se pusieron en juego.
La experiencia, por tanto, sólo se cuenta cuando algo pasó, y, ciertamente, algo producto de un plan, de un programa escolar, que conllevó la interacción entre personas que representaron roles de igual o distinto signo.
Contar una experiencia es un ejercicio de “autoformación reflexiva” porque nos exige, en primer lugar, mucho esfuerzo, y, fundamentalmente, rememorar lo acontecido, repensarlo, reeditarlo, para corroborar si se cumplió el plan, para detectar sus debilidades, para reconocer sus efectos y para incrementar nuestra conciencia o saber, tanto didáctico como pedagógico.
Finalmente, contar una experiencia es un acto de entrega, porque ofrecemos lo mejor que sabemos; y un acto de valentía, porque, sin duda, seremos objeto de juicio público.
No es una “experiencia educativa” explicar aquello que no ha pasado, que aún no hemos realizado, aquello que todavía es un proyecto, un diseño, una creencia o una tesis. No es experiencia cuando analizamos, discutimos o reflexionamos sobre lo que aún no ha sido probado, experimentado, valorado, en un ambiente o entorno donde la interacción, el intercambio, la colaboración, la comunicación… ya se pusieron en juego.
La experiencia, por tanto, sólo se cuenta cuando algo pasó, y, ciertamente, algo producto de un plan, de un programa escolar, que conllevó la interacción entre personas que representaron roles de igual o distinto signo.
Contar una experiencia es un ejercicio de “autoformación reflexiva” porque nos exige, en primer lugar, mucho esfuerzo, y, fundamentalmente, rememorar lo acontecido, repensarlo, reeditarlo, para corroborar si se cumplió el plan, para detectar sus debilidades, para reconocer sus efectos y para incrementar nuestra conciencia o saber, tanto didáctico como pedagógico.
Finalmente, contar una experiencia es un acto de entrega, porque ofrecemos lo mejor que sabemos; y un acto de valentía, porque, sin duda, seremos objeto de juicio público.
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